Llevo unas semanas viendo a Diego Guerrero pasearse por muchos platós de televisión con su ajo morado de Las Pedroñeras y me ha recordado que no os he contado nuestro paso por DSTAGE, el nuevo local del chef. Bueno, nuevo, nuevo… lleva un año en marcha.
Diego Guerrero consiguió dos estrellas Michelín siendo el chef del Club Allard y un día antes de nuestra visita le adjudicaron una nueva estrella por DSTAGE. La expectación era máxima.
Para empezar, el local está decorado a modo industrial: paredes de ladrillo visto, lámparas metálicas, tuberías de ventilación en el techo… Espacio para unos 40 comensales, camareros continuamente pendientes de que no te falte nada sin ser muy agobiantes y una vajilla preciosa. Dos menús: 10 platos (88 €) o 13 platos (118 €), que ya eliges a la hora de hacer la reserva.
La “visita” comienza en el bar de la entrada, donde te sirven el primer plato, elaborado con marisco del día. El nuestro fue este espectacular erizo de mar.
No me gustó que, viendo los precios de los menús, la bebida del aperitivo no entrase en el precio final. Bueno, más que no entrase (que lo entiendo, porque la bebida se paga aparte), me parece excesivo que cobren 6 € por una cerveza.
El siguiente bocado lo probamos en la barra de la cocina, donde nos atendió el propio chef (un lujazo). Ahí nos preparó el plato sobre la marcha, explicándonos cada ingrediente, sus características y qué busca al emplearlo. El resultado era un cebiche de carabinero, cocinado sobre una piedra de sal del Himalaya. Un bocado que recogía todas las texturas y sabores posibles (crujiente, picante, amargo, fresco…).
Después, ya sentados a la mesa, se sucedieron el resto de platos. No desvelaré todo lo que probamos para que si váis disfrutéis de las sorpresas, pero voy a compartir alguna foto de los platos que más nos gustaron. Como este salmonete con azafrán y sus escamas crujientes:
O este pan tumaca con sardina ahumada, que se deshacía en la boca:
O este foie de hígado de pichón (no sé si me gusta más por el sabor o por la manera de presentarlo):
Y como petit four (el pastelito que sirven con el café), el ya famoso ajo de Las Pedroñeras. Un merengue con forma de ajo, que no sabe a ajo, pero que en el fondo lleva un ajo (negro) en su interior.
Sin embargo, a pesar de tanta brillantez me esperaba más. No sé explicar por qué. Quizá la expectativa era muy alta, pero por el prestigio del chef, la fama del sitio o la estrella recién ganada, esperaba que de los 13 platos me enamorasen la mayoría de ellos. Y no fue así. Me deslubraron 4, me gustaron bastante 2 o 3, sólo hubo uno que no me gustó nada de nada y el resto, sin más. Y claro, vuelvo a repetir, a este nivel y por este precio esperaba salir maravillada con todos ellos.
Aun y todo os animo a daros el caprichazo y dejaros sorprender con las creaciones de este equipo. Si lo hacéis, no dudéis en contarnos vuestras impresiones.
DSTAGE
Calle Regueros, 8
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